Confieso que he pensado en escribir esto desde hace un tiempo ya, pero temía que algunas heridas aun permanecieran abiertas, pero ya que en los últimos días de nuevo han aparecido preguntas, encontré la fuerza necesaria para contar lo que van a leer, no es gran cosa la verdad, pero es una demostración más de los extremos a los que puede llegar un punado de muchachos con sus hormonas en plena efervescencia….
Dicen las malas lenguas que todo empezó por un tonto tropiezo, el pasillo del edificio del colegio tenía dos salidas, la principal y la trasera que era la mas utilizada por nosotros porque nuestro salón era el ultimo del pasillo de arriba, según dicen, Héctor tropezó a Carlos saliendo por el pequeño espacio que dejaban en el portón (lo suficiente para dejar salir a una persona a la vez), y ahí empezó el cruce de insultos, en el momento de la discusión Carlos le dijo a Héctor , que lo iba a golpear y Héctor respondió diciéndole que él no era nadie sin su hermano y sus amigotes , a lo que él respondió que si el problema era con él, era con toda su pandilla, a lo que Héctor respondió, bueno entonces yo meto a tal, (para fines de registro el fulano “tal” era el ultimo chamo de la lista) y así comenzó todo, entonces yo meto a “este” respondió Carlos, bueno, entonces yo meto al “aquel”, respondió Héctor, en poco menos de 2 días la cosa era medio salón contra la otra mitad, así que, como ya que no quedaba gente, pues empezaron a hablar de armas; cuchillos, machetes, palos, piedras, recuerdo claramente un arma en particular, un palo de escoba cortado a medida, atravesado con clavos y con cinta amarrada en el otro extremo. La cosa ya pintaba como batalla épica, así que allí fue cuando se nos ocurrió la maravillosa idea a unos cuantos amigos y a mí de grabarla con la cámara de video de Luis “para la posteridad, estas cosas no se ven todos los días” pensamos todos, la verdad es que lejos estábamos de saber en el rollo que nos estábamos metiendo…
Recuerdo que se pacto un sitio, una hora, para el “evento” en cuestión, en la plaza del castaño, nosotros nos mantuvimos a raya diciendo que solo íbamos a ver, que no nos metieran en el rollo, aunque el día antes, finalmente llego la amenaza, “si te vemos con esa cámara por allá te la vamos a partir a ti y a ella” nos dijeron pero ya la decisión estaba tomada desde hace mucho tiempo, una tontería como esa no nos iba a amilanar.
Para recuerdo de unos cuantos, el clan de Carlos antes de ese momento era famoso ya, eran alrededor de 6 en el salón y se les unían unos cuantos de grados superiores e inferiores, eran famosos por su actitud violenta y por su grupo cerrado, por más que quisieras , ellos te escogían , no tu a ellos y se querías andar con ellos, lo más probable era que te trataran mal, ( recuerdo una anécdota de un pana que fue con ellos a visitar un amigo y cuando se metieron en el ascensor, todos le cayeron a patadas , esta de mas decir que el chamo no anduvo mas con ellos), también existía cierta envidia hacia ellos (bueno digo yo), ya que la mayoría de las muchachas andaban con ellos y como es normal a esa edad, y sobre todo en el colegio en ese punto, no era fácil entablar amistad con ellas, no porque te rechazaran, si no porque simplemente tu no sabias como entrarles (es de hacer notar que en nuestra generación todavía la primaria era solo para varones, por lo que aun peor para nosotros), confieso que los panas se sentían “guapos y apoyaos” , les digo los panas por que la mayoría eran nuestros amigos en primaria y en ese momento lo habíamos dejado de ser por estupideces como la que están leyendo (por qué no eras lo suficientemente “rata” según ellos, dios sabe que carrizo era lo que se necesitaba para ser como el mencionado animal, porque nunca al día de hoy lo supe).
Continuando con lo que nos acontece , ese día (que recuerdo fue un viernes) le dije a mi mama que tenía que hacer un trabajo y me fui para casas de Luis, gracias a que vivía lejos (cagua), y la profesión de mi mama , en las tardes teníamos un chofer , que es muy buena gente y que al final, lo lográbamos convencer de que nos llevara a donde sea, me llevo, recuerdo haber encontrado a Héctor en el camino, andaba con 2 muchachos que nunca en mi vida había visto y que tenían una pinta de haber matado a unos cuantos por un par de zapatos, lo lleve hasta el zoológico, aun no se por qué se quiso bajar ahí, pero sí recuerdo haberle preguntado que donde estaba su “ejercito” a lo que él respondió “ ya vienen”, pensé para mis adentros “verga lo van a matar”, pero las estadísticas estaban con él ya Carlos lo había buscado el día anterior y había salido con las tablas en la cabeza (fin de su entrenamiento, o principio de su estrategia?).
Llegue a casa de Luis a la hora pactada, estábamos , yo , Luis, el chino brondy, el chivo, y el primo del chino (que a la edad que teníamos parecía una nevera de doble puerta de esas con microondas y televisor), y cámara en mano nos dirigimos al sitio en cuestión, cuando llegamos , tuve una visión futurista, fue la primera vez que estuve frente a los círculos bolivarianos , habían alrededor de 30 personas, armadas con lo que encontraron, un carro, y un bojote de gente que no conocía, pero bueno, ya estábamos allí, de todas formas íbamos a ver, no?.
Nos bajamos como a una cuadra y le dije al chofer que nos esperara allí cualquier cosa, saludamos a la gente , y la cosa pintaba peor, había más gente fumando que armada, y yo sabía que Héctor venia solo con 2 personas, la cosa estaba fea de verdad, nos sentamos en la acera de la plaza y la turba nos rodeo, empezaron a decirnos cosas y yo no me alejaba de el primo del chino, ni bolsa que fuera , pensé que mientras estuviera cerca del pan, que ninguno conocía, su sola presencia amenazadora mantendría a la gente a raya, así fue por un momento, hasta que llego un muchacho de un grado inferior , sin camisa, y cargaba un cuchillo que la hoja le llegaba a la rodilla, este me empezó a empujar, a lo que yo pensaba, “no busques peo, que te matan aquí” , los empujones seguían y la conciencia se me estaba nublando, hasta me cuadre y levante las manos, y en ese momento entre en razón de lo que estaba haciendo y me calme y me senté, no estaba como para morir ese día (a lo mejor nada pasaba, pero era mejor no averiguarlo) en ese momento uno grito “mira allá hay uno que se escapa” y todos se voltearon, a lo lejos se veía a Luis que hasta el día de hoy no sé cómo bajo y con la mayor calma del mundo caminaba lejos del “hervidero” en el que estábamos metidos.
Viendo mi escape de la situación yo grite “ yo lo busco” , buscando salvarme del rollo yo también, así que le hice una seña al chofer y este se acerco con el carro, yo ni corto ni perezoso, salte al carro, no sin antes decirle a mi “guardaespaldas” , “móntate” lo que el obedeció inmediatamente , una vez dentro, no dejaba de decirme que llamáramos a brondy también, levante la mirada rápidamente y lo vi conversando con un pana que se llama Guillermo, un tipo callado como él, que en ese momento estaba con la pandilla, estaban del otro lado, tímidamente lo llame y no se dio cuenta, el tiempo apremiaba , así que me monte en el carro y le dije al pana, “no escucha “ , raudo y veloz fui al encuentro de Luis, a penas yo abrí la puerta del vehículo, Luis salto dentro, a tal punto que cayó sobre mis piernas, sin ni siquiera cerrar la puerta me dijo “arranca, arranca”, yo le dije al chofer que pusiera neutro y lo dejara correr por la bajada , para que no se escuchara el carro, a medio camino, nos encontramos con un tipo que cargaba un bate, se paro al frente del carro y el chofer no freno si no hasta tenerlo encima, golpeo el capo y dijo algo como “bueno que te pasa?, tú no sabes quién soy yo?”, a lo que el le respondió, “no, pero donde yo vivo matan a dos por día, así que quédate quieto”.
Así que íbamos en el vehículo de regreso a casa de Luis y viendo por las ventanas traseras que no nos persiguieran, la cosa no terminaría ahí pero tu lectura si por hoy, dame tiempo para seguir recordando…
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1 comentario:
y donde dejaste al chivo? Pobre Hector, recuerdo que el vivia como 4 cuadras mas abajo de mi casa alla en la Punta. Nunca me meti en ese problema, pero admito que me he reido durante años de los cuentos
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